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Entre un sin fin de acontecimientos que acaecieron en torno a los personajes de la historia política del siglo XIX español; Fernando VII y José I de Bonaparte, María Cristina, la Primera Republica, etc. ha quedado casi en el olvido uno de los episodios más pintorescos e inexplicables de la historia española: la revolución cantonal de 1873. Durante la Primera República Española(*); La Primera República Española fue proclamada por las Cortes el 11 de febrero de 1873. Sin embargo, en Málaga no se reconoció el nuevo sistema hasta que el 12 de febrero un levantamiento popular republicano se echó a la calle y levantó barricadas. Las autoridades locales aceptaron finalmente el nuevo sistema, pero en los meses siguientes continuaron sucediéndose altercados y enfrentamientos, llegando incluso a ser asesinado al alcalde republicano Moreno y Picó. |
Así pues, el Cantón de Málaga fue proclamado el 22 de julio de 1873, tras el levantamiento de las milicias del dirigente local Eduardo Carvajal. Éstas tomaron las calles la noche del 21 de julio y obligaron a la excarcelación de sus compañeros detenidos con anterioridad. Al día siguiente un telegrama del gobernador civil, Francisco Sorlier, anuncia la proclamación del Cantón Federal Malagueño Independiente. Durante los días siguientes se sucedieron enfrentamientos entre facciones hasta que las tropas del General Pavía entraron en la ciudad, poniendo fin al cantón malagueño el 19 de septiembre de 1873. El Cantón de Málaga fue el segundo de más larga duración tras el Cantón de Cartagena. |
En apenas unos meses Granada y Jaén entraron en guerra por sus límites, Utrera se hizo independiente de Sevilla, mientras ésta, a su vez, le declaraba la guerra, con 400 bajas entre los dos bandos. Coria capital episcopal quiso independizarse no de Madrid sino de Badajoz, al igual que Betanzos de La Coruña. Guerra hubo entre Madrid y Cartagena con enfrentamiento naval incluido entre las dos “potencias”. Jerez proyectó su cantón pero finalmente prefirió rendirse a Madrid antes que anexionarse a Cádiz. España se había convertido en un sainete, siglos de rancias rivalidades regionales se arreglaron a golpe de fusil. El país había saltado en mil pedazos. Salmerón sucedió al dubitativo Pi y Margall al frente de la República y envió al general Martínez Campos al mando de un ejercito a Levante y Andalucía. Los cantones desorganizados y perdidos en su propia libertad caían uno tras otro. La revolución fue sofocada en menos de dos meses. En los paredones de los Consejos de Guerra quedaron los restos del recuerdo cantonal español que fue uno de los episodios más surrealistas que se recuerdan de la historia política de España. |
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Bibliografía: Historia general de España y América: (1868-1931), (tomo XVI-2). Ediciones Rialp 1992, ISBN 84-321-2114-2. |