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El Mediterráneo es un mar estrecho, cerrado, poco profundo y que posee pruebas detalladas de una compleja historia geológica. Su evaporación es casi tres veces más que las aguas aportadas por precipitaciones y cursos fluviales. De ahí la importancia del abundante curso de entrada y salida de agua a través del Estrecho para su no desecación. Tiene una profundidad media de 1.500 metros, una superficie de 2.960.000 km2 y una profundidad máxima de 5.092 m. en su fosa helénica; entre Grecia y la isla de Creta. No obstante es mucho menos profundo que otras regiones oceánicas. Ocupa una amplia depresión de la superficie terrestre situada entre los continentes africano y eurasiático. Tiene una longitud desde el litoral de asia menor hasta el estrecho de Gibraltar de 4.025 km. |
La superficie de sus aguas oculta la visión de un complejo sistema de dorsales, fosas y cuencas profundas, formadas por los movimientos del fondo marino que incluso hoy siguen en actividad. Mediciones paleomagnéticas terrestres, completadas con sondeos en el lecho maríno demuestran que las cuencas del Mediterráneo occidental se formaron en los últimos 25 millones de años. El desplazamiento rotatorio de las islas de Córcega y Cerdeña desde las costas meridionales de Europa fue responsable de la cuenca balear. Se cree que las cadenas montañosas alpinas al norte del actual Mediterráneo, son el resultado del acercamiento de las placas africana y eurasiática, tras la desaparición de un gran océano ecuatorial, el mar de Tethys, situado en los periódos Pérmico y Carbonífero hace aprox. 250 millones de años, que las separaba anteriormente. En contraste también con los océanos principales, las zonas de plataforma continental del Mediterráneo son muy estrechas y profundamente cortadas por sistemas de cañones. En la imagen observamos un mar único que se consolidaba en la Tierra en el periódo que ocuparía del Pérmico al Carbonífero hace 250 millones de años. |
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Desierto con mares en evaporación y grandes extensiones cubiertas de costras de sal. La complejidad estructural del Mediterráneo oriental contiene suficientes pruebas de una larga historia de fuerzas de compresión actuando sobre los espesos sedimentos de la cuenca. La imagen recrea la disposición de la corteza terrestre y la confrontación de las 2 placas hace unos 5 millones de años, en el apogeo de uno de sus periódos de desecación. Las curvas sismográficas de las cuencas profundas mediterráneas registran la presencia, en todas partes, de un zócalo rocoso. Los análisis dieron para ésta roca una antiguedad de más de 5 millones de años y la identificaron con una formación de evaporitas: halita, anhidrita, yeso y otros minerales que se acumulan por evaporación de agua marina. En su punto máximo, la formación, tiene un espesor máximo de 1.500 m. y consiste en halita o sal gema, capaz de deslizarse ante las fracturas de la roca de cobertura, bajo la presión de los sedimentos superpuestos. Éstas formaciones de evaporitas, enterradas profundamente bajo el suelo marino mediterráneo representan una enorme cantidad de sal común, sales potásicas y de azufre, materias básicas en las industrias químicas. El Mediterráneo no tiene regiones minerales de importancia localizadas en el lecho marino. No obstante las soluciones hidrotermales que emanan de los volcanes submarinos forman pequeños depósitos ricos en hierro y manganeso. En la antigüedad, todas las grandes civilizaciones del mediterráneo han dado fe de la variedad y la abundancia de los yacimientos minerales del sur y sureste peninsular, comenzando por los metales más codiciados, como el oro y la plata. Siglos más tarde, se pondrían en explotación en Andalucía algunos de los mayores yacimientos metálicos del mundo, tales como los de sulfuros de la Faja Pirítica (Río Tinto), o los de hierro del Marquesado del Zenete (Alquife). Y tampoco faltan yacimientos excepcionales referidos a minerales no metálicos, como el de estroncio de Montevives (Granada), posiblemente el de mayor tamaño del planeta. De las 1495 explotaciones que tiene Andalucía solo 931 están activas; Cobre, Plomo, Zinc, Hierro, Plata, Oro, Yeso, Antracita... |
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La región mediterránea encierra un potencial considerable de petróleo y gas, concrétamente la zona de la bahía de Málaga y Melilla que poseen grandes masas de rocas sedimentarias, rápidamente depositadas y ricas en materia orgánica y, en general, un alto flujo de calor de la corteza, propicio para la génesis de hidrocarburos. Las formaciones profundas de evaporitas pueden actuar como rocas de cubierta. Los yacimientos potenciales de gas y petróleo relacionados con los depósitos de evaporita podrian estar fuera de las técnicas de extracción actuales, puesto que se encuentran en cuencas muy profundas, pero las cavidades muy porosas constituidas por rocas calizas situadas en las márgenes de estas cuencas pueden ser explotadas mediante la actual tecnología. En la imagen se recrea un esquema de zonas volcánicas activas, sedimentos orgánicos y profundidades de la plataforma próxima a la peninsula. |
Sobre la riqueza de su fauna, la sobrexplotación de ésta y el respeto que nos merecen sus aguas por contaminación y vertidos de toda indole, mejor no hablar. |