El nudo atado al Yugo Gordiano

Los Reyes Católicos impartiendo justicia

LA FORMULACIÓN ORIGINAL DE TANTO MONTA MONTA TANTO

La frase implicaba que tanto importa cortar el nudo gordiano como desatarlo, y remite a la anécdota clásica de la biografía de Alejandro Magno. Las armas del Rey Católico fueron tomadas del famoso nudo gordiano cuya leyenda cuenta, según el historiador Quinto Curcio, que cuando el emperador Alejandro Magno llegó a un templo de Gordio, halló un yugo atado por un nudo muy intrincado del que se decía que quien lo desatase sería señor de Asia. Alejandro, sin pensárselo dos veces, sacó la espada y cortó el nudo, diciendo: da lo mismo (tanto monta) cortar como desatar. El término “nudo gordiano” ha permanecido en el lenguaje para dar nombre a una dificultad que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de salvar. Y "cortar el nudo gordiano" significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema. Implicaba el lema, no importa el medio con tal de conseguir el objetivo.

 

Nudo Gordiano

¿Que es el Nudo Gordiano? Gordio era un labrador de Frigia (actual Anatolia, en Turquía) que tenía por toda riqueza su carreta y sus bueyes. Cuando los frigios decidieron que necesitaban un rey consultaron al oráculo y éste les respondió que se escogieran al primer hombre que vieran subido en un carro. Aquel hombre fue Gordio. Proclamado rey de Frigia, fundó la ciudad que lleva su nombre y, en señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carro y ató la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior, tan complicado según cuenta la leyenda que nadie lo podía soltar. El término “nudo gordiano” ha permanecido en el lenguaje para dar nombre a una dificultad que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de salvar. Y "cortar el nudo gordiano" significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema.

 

Alejandro Magno cortando el nudo

Cuando Alejandro Magno se apoderó de Frigia, supo que una antigua tradición prometía el imperio universal al que desatara aquel nudo. La leyenda popular cuenta que cortó el nudo con su espada. Hoy se pueden encontrar la frase «tanto monta», así como los símbolos del yugo y las flechas, en los escudos de algunas ciudades y municipios alusivos a los monarcas que unificaron las coronas de Aragón y Castilla. Por tanto no están relacionados con la dictadura franquista, que utilizó la simbología de los Reyes Católicos. Por otra parte, las interpretaciones populares han modificado el mote, como ocurre con la expresión «Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando», que no era la formulación del lema en la época, y que está influida por una explicación del carácter dual de aquella monarquía.

 

Escudo de los Reyes Católicos

Probablemente fue el maestro Antonio de Nebrija quien sugirió al rey Fernando el nudo gordiano como símbolo (yugo con una cuerda suelta) junto al mote «tanto monta», abreviación de su divisa personal, dada la tradición del reino aragonés en expandirse por el Mediterráneo; es decir, hacia Oriente. Además, el yugo contenía la «Y», que era la inicial de Isabel (escrito a menudo en su época Ysabel) y el haz de flechas (en número variable), atado con una cuerda (sin el yugo) era el símbolo de Isabel I.

Las flechas contenían la «F», inicial de Fernando. El escudo de los Reyes Católicos fue establecido en el primer acto de gobierno de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla el 15 de enero de 1475 entre las disposiciones de la Concordia de Segovia.1 En ella se dispuso que las armas combinadas las llevarían con iguales derechos, de modo que pertenecerían conjuntamente tanto al rey como a la reina y no dispondrían de armas personales diferenciadas, lo cual es un caso extraordinario en España y, con casi total seguridad, en Europa.

De este modo cada uno de los cónyuges recordaba a su pareja en sus propias divisas heráldicas. La heráldica en la segunda mitad del siglo XV había ido incorporando juegos cortesanos en los que cobraron importancia creciente los motes o lemas, frases y emblemas parlantes que se añadían como divisas a los escudos de armas o que se representaban exentos.

 

Medallón de la fachada de la Universidad de Salamanca. Puede apreciarse sobre la efigie de Fernando la divisa del yugo con el nudo gordiano cortado, y sobre la de Isabel, el haz de flechas.

Cada uno de ellos usaba la inicial de su consorte. Por ello en el medallón de la fachada de la Universidad de Salamanca el yugo aparece al lado de Fernando y las Flechas junto al retrato de Isabel, y en algunas representaciones heráldicas se observa la F bajo el yugo y la Y con las flechas.

Y el lema «tanto monta» acompaña al yugo en los pendones de la Banda de la capilla Real de Granada. Asimismo, el yugo es la divisa que figura en las monedas aragonesas de Fernano el Católico.

 

El escudo de la ciudad de Málaga fue creado por Real Cédula de los Reyes Católicos el 30 de agosto de 1494.

La bandera de Málaga está dividida verticalmente en dos partes iguales, púrpura y verde, con el escudo de armas en el centro.

La corona real abierta es la forma que tenía la antigua corona real, usada hasta el siglo XVI, se emplea con mucha frecuencia en la heráldica de entidades territoriales menores, municipios y provincias y es muy semejante a la atribuida a los infantes de España.

El texto de la Real Cédula concediendo el escudo de armas a la ciudad de Málaga, se encuentra fechada en Segovia, el 30 de Agosto de 1494 y dice así: “Don Fernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios, Rey y Reina de Castilla dieron por armas la forma de la misma ciudad y castillo de Gibralfaro, con el corral de cautivos en campo colorao; y para la reverencia de los Santos Bienaventurados Mártires, San Ciriaco y Santa Paula, que en ella fueron martirizados, poner su imagen en cada uno de ellos en par de la torre de Gibralfaro, con los colores de los Santos Patronos con resplandores de oro, con manto azul y túnica dorada, y sobrecuello de santa Paula dorado”.

La tradición transmitida por estas fuentes, y recogidas ampliamente en la historiografía local, afirma que los Santos Ciriaco y Paula fueron dos jóvenes malagueños pertenecientes a la comunidad cristiana de nuestra ciudad y presidida por el Obispo San Patricio. Apresados por las fuerzas del emperador Diocleciano y Maximiano, fueron sometidos a tormento con el propósito de que renunciaran a su fe y adorasen a las divinidades paganas. Como no consiguieron tal propósito, fueron condenados a muerte y lapidados hasta el óbito, atados a sendos árboles, que pudiera ocurrir según los textos martiriologios en el margen del río Guadalmedina el día 18 de Junio del año 303, en el lugar que aún hoy conocemos como Paseo de Martiricos.

Ocurrida la muerte, cayó un fuerte aguacero que impidió que sus cuerpos fuesen quemados, y sus hermanos cristianos los recogieron y procedieron a su sepultura. Desde entonces han sido venerados en nuestra ciudad por los cristianos hasta el siglo XI y su devoción y fama se extendió por toda la provincia Bética segú se recoge en los textos martiriologios.